A Santa Brígida le fue revelada la promesa de la Virgen, de conceder siete gracias a las almas que la acompañen diariamente, rezando siete Avemaríasy meditando en sus dolores.
Las siete gracias prometidas por María son:
1- Pondré paz en sus familias.
2- Serán iluminados en los Divinos Misterios.
3- Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
4- Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
5- Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y los protegeré en todos los instantes de su vida.
6- Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte: verán el rostro de su madre.
7- He conseguido de mi Divino hijo que los que propaguen esta devoción sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos "su eterna consolación y alegría".
¿Cómo rezarla?
Rezando todos los días un Avemaría en cada dolor, mientras los meditamos. Se aconseja leer del Evangelio las citas que acompañan a cada uno de los dolores.Además del Avemaría se puede rezar luego de meditar cada dolor un Padrenuestro y un gloria.
Los siete dolores de María:
1º dolor: La profesía de Simeón (s.Lucas C.2,V. 22 al 35)
Virgen María por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada atravesaría tu alma por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo, te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor; haz que seamos dignos hijos tuyos y podamos imitar tus virtudes.
2º dolor: La huída a Egipto (s.Mateo C.2,V.13 al 15)
Virgen María por los dolores que padeciste al tener que huir de Egipto con Jesús Niño y José, haz que tenga un corazón atento para huir de todas las ocasiones de pecado y que la Sagrada Familia sea, en mi hogar, el ejemplo a seguir.
3º dolor: Jesús perdido en el Templo (s.Lucas C.2,V. 41 al 50)
Virgen María, que junto a José sufriste cuando lo perdieron por tres días a Jesús, llévame siempre de tu mano, como a un niño, para que no me pierda. Y si alguna vez, por mis errores, me alejo de ustedes, no descanse hasta encontrarlos nuevamente y poder hacer una buena confesión, fuente de gracia y divina misericordia.
4º dolor: Su encuentro con Jesús, cargado con la cruz (Vía Crucis, 4ta estación)
Virgen María, que exerimentaste un dolor fuerte al encontrar a tu querido hijo con la cruz a cuestas, ayúdame a cambiar mi corazón para no aumentar más el peso de su cruz con nuestras ofensas y pecados, causa de su muerte y de tu tristeza. Que pueda ser para Jesús otro Cirineo.
5º dolor: La Crucifixión y muerte de Jesús (s.Juan C.19, V. 17 al 30)
Virgen María, por tu sufrimiento inmenso al ver a tu hijo clavado en la cruz, enséñame a aceptar, con paciencia, todas las cruces que estoy viviendo y las que me toquen vivir en el futuro, ofreciéndolas con mucho amor por la conversión de los pecadores.
6º dolor: María recibe a Jesús bajado de la cruz (s.Marcos C.15, V. 42 al 46)
Virgen María, por esas lágrimas que se mezclaron con la sangre de tu hijo cuando lo recibiste en tus brazos maternales, sé mi fortaleza para que pueda sostener mi entrega a todos los que necesitan de mí, dándoles mi tiempo, mi carió y todo mi amor.
7º dolor: La sepultura de Jesús (s.Juan C.19, V. 38 al 42)
Virgen María, por la soledad en que quedaste al dejar el cuerpo de tu Divino Hijo en el sepulcro, haz que siempre los tenga a Jesús y a Tí por compañía, que no me olvide que estamos de paso en este mundo y que comprenda que sólo muriendo a mí mismo es que resucitaré a la vida eterna.
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